La asertividad se ha definido de dos formas, según nos referimos a nuestra conducta, comportamiento, o según nos comunicamos con los demás.
En la primera, como comportamiento, es cuando somos y nos comportamos de forma asertiva, somos asertivos con los demás cuando ni somos agresivos ni somos pasivos, en nuestras conductas.
El comportamiento agresivo es aquel que no tiene en cuenta los derechos de los demás, no le importa pasar por encima de los otros, pisarlos, para conseguir lo que desea. El objetivo del comportamiento agresivo es dominar al otro, mediante la humillación y degración de éste. Puede ser un comportamiento donde se utilice la volencia física, además de la verbal.
Por otra parte, el comportamiento o conducta pasiva, es del que no defiende sus derechos, no se respeta a sí mismo, pensando que los demás son más importantes que él. Tiene miedo de ser rechazado por los otros. Es una muestra de baja autoestima.
El comportamiento asertivo es el de la persona que expresa sus pensamientos, sentimientos, creencias, opiniones y quejas de un modo sencillo y claro, respetando los de los demás. Se afirma a sí mismo (asertividad deriva de afirmación) ante los demás sin agredirlos. Es el valiente y el cortés. (“Lo cortés no quita lo valiente”)
La persona es asertiva cuando conoce sus derechos y los defiende, reconociendo que los demás también tienen los mismos derechos y los respeta.
La asertividad como una manera de comunicarnos, como habilidad verbal, es la que nos capacita para defendernos de la manipulación de otros. La manipulación es una forma de agresividad. A las palabras manipuladoras, hemos de contraponer respuestas ASERTIVAS. Esta forma de comunicarnos se aprende mediante la práctica, valiéndonos de la ayuda de las “Técnicas Asertivas”.
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