martes, 3 de agosto de 2010

Has crecido...

Mirando hacia lo más profundo te encuentro. Son tantos detalles los que me dicen que todo lo que veo en tus ojos, en tus gestos y en el tono de tu voz, es la esencia de este mundo lleno de maravillas. La luz, la sonrisa y la alegría... Estás ahí, como el universo, conectado con cada estrella, con la acción, el cambio y las conquistas de almas y corazones, que irrádian de alguna manera, pedacitos de amor, locura y arte. Tú y todos aquellos que se lanzan a la vida con autenticidad, bondad, alegría. Llevando y caminando con esa capacidad que permite levantar corazones, dibujar sonrisas... Tú sabes a lo que me refiero...

Te apartas del rebaño para seguir creciendo y conquistando las maravillas que te están esperando. No todos sabemos escapar a meditar... pero algunos vamos aprendiendo y somos conscientes de la necesidad de la independencia, individualidad... Apartarse del mundanal ruido. Es preciso para avanzar, como también lo es para alimentar la hipersensibilidad y la afinidad con el mundo de los sentidos y de lo divino. Es la máxima de la naturaleza humana, sana, genial, transformadora. Actuando como motor que proyecta el éxito del bien sobre el mal, de los valores de paz y solidaridad. También de la compasión y del amor.

Y sales ileso de las batallas movidas por la envidia y por el miedo. Es más: te hace crecer...