Jugar es una actividad innata en el ser humano y en el resto de especies animales más evolucionados. El ser humano lo utiliza como herramienta para crecer y desarrollarse, tanto física como intelectualmente, y para conseguir socializarse, ante todo.
Jugar es experimentar. Cuando jugamos exploramos el entorno y nos descubrimos así mismo y alos demás. En los primero años de vida comenzamos el juego exploratorio, para más tarde dar paso al juego reglado, y a otros juegos mucho más complejos. Conforme vamos creciendo y haciéndonos adultos, vamos cerrando barreras, y vamos delimitando el juego, por lo que sólo jugamos cuando están las reglas bien delimitadas, el fin del juego y los logros... Se va perdiendo la espontaniedad, la sensibilidad, la risa, el disfrute natural y el poder evasivo del juego.
Siendo el juego la mejor herramienta para comunicarnos, conocernos y desarrollarnos, lo es también una herramienta para educar. Una actividad lúdica permite desarrollar capacidades, y para ello es necesario que nos haga conscientes de la nueva forma de interpretar la realidad, y sobre todo de la actitud que nos despierta dicha actividad lúdica.
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