domingo, 24 de abril de 2011

EDUCACIÓN SEXUAL

La educación sexual siempre ha tenido diferencias y deficiencias. Cada familia instruye a sus hijos de un modo diferente, según su cultura y modo de vida. Según sus creencias también. La sexualidad por una parte, la práctica sexual por otra, y las dos juntas han sido un tema tabú en la educación. Desde el cuento de que los niños vienen de París, hasta la guardia y custodia de la virginidad, y la diversidad sexual, siempre poco respetada. La sexualidad no se ha tratado en su amplitud, como si se tratara del secreto mejor guardado, o de la vergüenza más delictiva. Sesgando la naturalidad que entraña el ser como somos, seres sexuados.

La importancia de la educación sexual no es banal. Por una parte implica la salud, tanto física como psicológica del ser humano, y por otra, la responsabilidad y la libertad de elegir cada uno la sexualidad que desee, sabiendo que todo vale, siempre que se respete al otro y por supuesto, a sí mismo.

En los centros escolares, los niños estudian el aspecto biológico de la sexualidad, al igual que estudian el aparato circulatorio, el respiratorio, … pero la sexualidad no es sólo anatomía, al igual que cuando estudiamos la nutrición, no sólo nos señalan las partes del aparato digestivo y circularorio, sino que además nos recomiendan una alimentación sana y equilibrada, y se estudian los principales nutrientes y sus propiedades beneficiosas para la salud.

El aparato reproductor, es una parte de nuestra sexualidad, pero la sexualidad es algo más que reproducir, aunque algunos se empeñen en predicar que hemos nacido para traer hijos al mundo. Y la pena más grande es que predican, pero no con el ejemplo, ya que tienen formas de comportamiento sexual, fuera de la reproducción, pero además faltando el respeto. Es el caso de algunos miembros, demasiados, que pertencen a la Iglesia Católica, ejemplo bien conocido por todos a través de los medios de comunicación.

Por lo tanto, es preciso educar la sexualidad en toda su diversidad y desde el punto de vista del respeto, de la responsabilidad, y del conocimiento de uno mismo y de los demás seres con los que convivimos, y no sólo anatómicamente, sino abiertamente, naturalmente, conscientemente y respetuosamente, en todas sus formas.



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